Mal fin de semana
Si bien el refrán dice que mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes, también resultó malo, igual o peor, el asesinato de seis personas en el municipio de San Francisco de los Romo en el fin de semana. Es que de un tiempo a esta parte los municipios dedican gran cantidad de su presupuesto a la promoción de los presidentes municipales, a la organización de espectáculos y bailes, pasando a un segundo lugar cumplir con las funciones básicas de los ayuntamientos. En la concepción original de nuestra constitución los ayuntamientos son una forma de descentralización administrativa por territorio, por lo tanto sus funciones quedaban limitadas, y ya era bastante, a la administración de los servicios públicos. En la actualidad, en mi opinión, muchos ayuntamientos se dedican a multitud de actividades, incluyendo promociones turísticas, servicios médicos, becas, certámenes, etc., más allá de sus funciones constitucionales.
Es cierto que una cosa no es consecuencia de la otra, pero sí denota donde se centra el interés y el esfuerzo de las autoridades. Los primeros informes de la autoridad estatal en materia de seguridad es que los incidentes tuvieron lugar en lugares que ya estaban identificados, digamos, con una nota de alerta. Los vecinos de la Ribera conocían y conocen lugares identificados como “picaderos”, lugares en los que se distribuyen drogas e incluso donde acuden adictos a drogarse. Si los vecinos lo conocen, como en el caso de Gómez Portugal, la casa de seguridad de donde fueron “secuestradas” varias personas de lo que dio cuenta el mensaje de un Cártel delincuencial, no es creíble que la policía no lo supiera.
El caso del último homicidio del fin de semana en San Pancho, ocurre en un palenque que, contaba con autorización municipal para las peleas de gallos “sin cruce de apuestas”, lo que resulta de una ingenuidad supina. Su existencia y su funcionamiento de por sí, constituían una invitación a delincuentes, constituían un foco rojo, un barril de pólvora que sólo esperaba quien fuera a encender la mecha. Dentro del marco de una feria podría, como resolvió la Corte (a mi manera de ver incorrectamente), justificarse las apuestas, pero su autorización, su falta de supervisión y vigilancia, el hacerse de la vista gorda, son ocasión para estos hechos lamentables, en que lo más lamentable es que a las autoridades que lo propician no se les finquen responsabilidades.
Es todo por hoy, hasta una próxima, si la hay.
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