Modernizar la educación
El año próximo, o sea, 2023, la Universidad Autónoma de Aguascalientes cumplirá formalmente medio siglo de haber sido creada y empezará, además, un nuevo rectorado encabezado ahora, por vez primera, por una mujer. Ambos acontecimientos tienen un enorme significado y la reflexión básica consiste en tratar de imaginar el futuro de la Universidad y cuáles pueden y deben ser sus aportaciones al estado, en un contexto de profundos cambios y del conocimiento.
En estas cinco décadas, vale la pena recordarlo, Aguascalientes se transformó: de 338 mil habitantes que tenía en 1970 pasó a un millón y medio en la actualidad, de una población fuertemente rural, hoy el 84 por ciento viven en áreas urbanas, principalmente concentradas en la capital del estado. De una economía asentada en el sector primario a otra en donde los sectores comercial, industrial y de servicio representan ya más del 96 por ciento del Producto Interno Bruto estatal. De una composición demográfica en la que solo el 4 por ciento de los residentes eran, en aquella época, no nacidos en Aguascalientes, a otra en la que más del 25 por ciento son inmigrantes llegados de diversas partes del país, y de hecho, de otros países.
Hoy el estado exhibe indicadores razonablemente positivos casi en todos los sentidos; en particular, su sistema educativo también ha crecido a gran velocidad. En la educación superior, por ejemplo, la cobertura estatal, alcanza, ya, 44.5 por ciento, y la tasa de absorción es del 91.6 por ciento, en ambos casos por arriba de la media nacional.
Por su parte, la Universidad Autónoma aumentó su población escolar de 2,400 alumnos a 20 mil en todos los niveles, sus programas crecieron de 9 licenciaturas en 1975 a 63 en la actualidad, y de tres profesores de tiempo completo, ahora cuenta con 366 docentes en esa modalidad.
Por donde quiera que se vea, la de Aguascalientes y su principal universidad pública es una razonable historia de éxito; sin embargo, es hora de pasar a una nueva etapa, hay desde luego numerosas asignaturas pendientes, unas van por el lado de impulsar el posgrado de verdadera calidad y de vincular de manera mucho más estrecha la actividad de investigación de nuestras universidades a la innovación, la productividad y el desarrollo integral, otras se orientan hacia una verdadera reingeniería en las formas como están estructurados los planes y programas de estudio para pasar de una arquitectura rígida, de una interacción docente-alumno de carácter vertical, un horizonte temporal fijo para la duración de las carreras y una vinculación mediana con el mundo del empleo y la actividad económica a otra mucho más flexible con capacidad de hacer adaptaciones rápidamente, en donde el estudiante pueda desplegar todo su potencial de imaginación creatividad, autonomía y emprendimiento de acuerdo con sus propios intereses profesionales y vitales, dicho de otro modo, entender que un enfoque distinto lleva a hacernos la pregunta, no, de qué graduados necesita el mercado para satisfacer las necesidades actuales, si no, más bien, qué industrias y qué puestos de trabajo podríamos crear en esta región dada sus ventajas comparativas si tuviéramos el talento adecuado.
En este sentido, es crítico reorientar las estrategias y líneas de acción que faciliten hacer de la formación de talento, el desarrollo científico y tecnológico, y la innovación, los pilares por un progreso sostenible, de promover un nuevo enfoque, más riguroso y selectivo de la investigación aplicada que realizan las instituciones de educación superior de apoyar a los grupos de investigación existentes y de fomentar la creación de nuevos escenarios estratégicos o emergentes, así como de ampliar la cooperación internacional con la idea de enriquecer la información sobre experiencias exitosas e intercambios complementarios.
La celebración de las cinco décadas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, pues, pueden ser un escenario ideal para promover una conversación, un diálogo sensato y realista, pero también innovador y visionario, sobre cómo construir un modelo mejor para la educación superior en la ciencia, que responde a las diversas necesidades del estado y de la región, en esta primera mitad del siglo XXI, si Aguascalientes quiere participar de manera más potente, más productiva y más competitiva en la economía nacional e internacional, deberá hacerlo con una estructura más sofisticada que genere mayor valor agregado, contenido tecnológico y científico, así como innovación basada en el conocimiento.
En suma, hay que apostar por la buena educación, porque sigue siendo la mejor inversión para todos.
Que tengan una excelente Feliz Navidad y un muy buen año 2023.
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