Nueva concesión del agua
Con más entusiasmo que conocimiento del tema, algunos regidores municipales dicen que, en la operación de los sistemas de agua potable y alcantarillado, existen varios modelos; no es verdad, solo hay dos: los sistemas eficientes, transparentes, sostenibles y competitivos que sí funcionan y los que no.
El problema es que esa verbalización refleja graves confusiones conceptuales, técnicas e institucionales que es necesario desmontar, al final del día, es el asunto más importante para los municipios y el estado, en el mediano y largo plazo, y no pueden jugar con ello.
Conviene empezar por el principio, dirían los griegos, ¿ha funcionado la concesión?, según la evidencia, parece que sí, por ejemplo, la cobertura de agua potable y alcantarillado, es hoy en la ciudad de Aguascalientes del 99.5%, antes de la concesión era de 65%. El 93.7% cuenta con suministro del vital líquido, en contraste con la media nacional, que es de 73%, en los hogares con tubería de agua potable.
El CONEVAL coloca a Aguascalientes como el primer estado con mayor cobertura de agua potable a nivel nacional, según las mismas fuentes, el consumo promedio de agua de los usuarios observa un comportamiento más racional y debido a la mayor utilización de agua tratada, el volumen suministrado de agua potable se ha reducido en 10 millones de metros cúbicos anuales, no obstante, que el padrón de usuarios creció de 107 mil en 1993 a más de 260 mil en la actualidad.
La segunda cuestión es que, antes de balance, pensar en retroceder a la gestión municipal es una barbaridad técnica, un despropósito ambiental y un error político.
Pongamos las cosas como son, de las responsabilidades directas que tienen los gobiernos en seguridad, salud, educación, servicios públicos, principalmente, no hay en México ni en sus estados y municipios, ninguno que funcione eficientemente, ninguno, ¿por qué?, porque esos niveles de gobierno jamás han tenido históricamente las capacidades operativas ni presupuéstales suficientes para prestar esos servicios en forma adecuada y oportuna, cuando los actuales regidores hablan de esa opción, lo que intentan es devolver a la burocracia ineficiente y corrupta, el control de un sistema estratégico, basta repasar las historias de corrupción que han circulado en torno a CCAPAMA, trienio tras trienio, para percatarse de que ven en ello un botín y no un servicio.
Para que una concesión funcione correctamente la clave son dos condiciones: una excelente, claro e impecable título de concesión y un regulador robusto, competente y con dientes, por lo tanto, lo que debe cambiar es el diseño jurídico y operativo de CCAPAMA, para mantenerlo como un organismo público, pero, con una administración privada, profesional y autonomía suficiente para que cumpla íntegramente con sus funciones regulatorias.
También, está más que comprobado que los gobiernos son malos para administrar, partamos de lo siguiente; los tres niveles de gobierno han sido pésimos gestores, en el pasado, el gobierno federal, por ejemplo, fue propietario de 1.155 empresas, todas fueron un rotundo fracaso y terminaron extinguidas o privatizadas.
La tercera cuestión es que en este tema no cabe ninguna improvisación, el municipio está obligado a convocar a una licitación pública, abierta, transparente, pareja y con supervisión internacional, es decir, no pueden ni debe ser un proceso opaco, amañado y restringido a dos o tres participantes escogidos previamente de manera discrecional, donde ya se sabe quién ganaría.
Si Aguascalientes quiere ser un gigante de clase mundial, como se dice ahora, entonces, merece un operador competitivo, solvente y de clase mundial y hay más o menos 20 opciones importantes en el mundo y no por supuesto elegir una pandilla de amigos, cómplices y compadres o de empresas que tengan un largo historial de ilegalidades e incumplimientos en contrataciones públicas.
Por último, no se trata solo de una concesión, sino de una política integral de preservación y sostenibilidad del lago en el conjunto del Estado, y eso pasa por un tema que los funcionarios rehúyen, una distribución perversa de líquido entre el campo y las zonas urbanas del Estado.
Nada más le voy a dar un solo dato, la asignación desproporcionada de agua al sector primario, que se lleva más del 70% y aporta solamente 3.7% al Producto Interno Bruto estatal, es la principal amenaza a la sustentabilidad del recurso en el largo plazo, el agua barata o gratuita es una ficción, alguien termina siempre pagándola.
Aguascalientes es hoy uno de los 15 estados del país que padece un grave estrés hídrico y se ubica en un nivel de riesgo extremadamente alto, por tanto, el criterio superior en la decisión en curso es la conservación y sostenibilidad del agua y una provisión eficiente del servicio, a los funcionarios se les paga para que tomen buenas decisiones, veremos si en esta ocasión cumplen con esa obligación.
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