Opresión, control y manipulación
Para nadie es un secreto que el presidente de la república en estos cinco años ha mantenido un pie sobre el Congreso tratando de que sus correligionarios no le muevan ni una coma a sus iniciativas, es decir, solamente pueden salir adelante aquellos proyectos que tengan el visto bueno y el origen en el propio Poder Ejecutivo, renunciando con ellos, los legisladores de Morena a realizar las facultades que constitucionalmente les corresponden.
Este mismo fenómeno de opresión, control y manipulación que ejerce sobre el Legislativo, pretende hacerlo el Poder Ejecutivo Federal sobre la Suprema Corte de Justicia.
Hemos visto en los nombramientos, ya cinco que ha hecho el presidente López Obrador, recordemos que están el ministro González Alcántara, la ministra Ríos Fargas, la ministra Esquivel, la ministra Ortiz y ahora, la ministra Batres. Estas tres últimas, Esquivel, Ortiz y Batres, alineadas totalmente a la convicción ideológica del presidente, donde se ha priorizado que sean fieles políticamente y defensoras de los temas de interés para el gobierno, es decir, de la agenda gubernamental.
Pero el presidente de la república y su candidata de continuismo, la señora Sheinbaum, saben perfectamente que tienen que tener un control absoluto sobre la Corte, si pretenden que las controversias constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad no se pronuncian en contra de los proyectos de su agenda de gobierno, y esto será muy relevante porque en noviembre de este año, termina el periodo del ministro Aguilar Morales, y en su caso, deberá presentarse una sustitución que seguramente se buscará sea afín al gobierno.
Por eso es tan importante para Morena y sus aliados, el llamado Plan C, es decir, permitir que el gobierno tenga una mayoría calificada en septiembre para intentar llevar a cabo estas modificaciones, y dejar de lado el posible pronunciamiento que la Corte pudiera hacer en asuntos que tiene pendiente, como la Ley de Materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación o el decreto para que el Tren Maya y el Corredor Interoceánico y los aeropuertos se consideren temas de seguridad nacional, o las áreas protegidas en Loreto II o la Ley Federal de Remuneraciones Pendientes desde el 2021, o las disposiciones de la extinción de los fideicomisos que están pendientes desde noviembre del 2020, y en todas las otras acciones de inconstitucionalidad que se refieren a las actuaciones que les dan un mayor poder y concentran un mayor ejercicio del gasto en el Poder Ejecutivo Federal.
De todas esas reformas, parece ser que tiene fuerza una muy peligrosa para todos los mexicanos, el presidente pretende ahora administrar las pensiones de los mexicanos, concentrar las pensiones en el Gobierno Federal, y que sea el propio Gobierno Federal quien administre nuestras pensiones. Me parece que eso es sumamente grave, porque terminaremos, en caso de que esto salga adelante, viendo las pensiones utilizadas como se está utilizando ahora el recurso público, solo para fortalecer las estructuras, llegar al gobierno y facilitar las políticas públicas que contiene este gobierno de ideología llamada progresista, que sabemos que no le gusta el Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral, las Oples en los estados, el Instituto de Transparencia, la Comisión Federal de Competencia o el Instituto de Telecomunicaciones, porque todos estos organismos significan criterios y opiniones independientes y técnicas, sobre cómo construir mejores políticas en México.
Por eso la intención principal es hacerse primero del dinero, para controlar mediante el dinero a los organismos, y pretender que con ellos, los organismos se ajusten en sus decisiones a las políticas públicas que pretenda el gobierno de Morena y sus aliados.
Esto es muy peligroso para México, solamente sería fortalecer un gobierno autoritario, con tintes dictatoriales, y digo dictatoriales porque está centrado y fundamentado en la militarización del país y necesitamos forzosamente pensar en que el cambio es posible, en que necesitamos una nueva visión de gobierno que sea una visión democrática, transparente, honesta, que incluya a todos en el desarrollo nacional y que alcance a todos, no una visión de polarización, de venosasuasión, de insultos hacia el adversario político y de solamente consolidación y control monetaria del dinero para los fines políticos de Morena.
El ejemplo más claro lo vemos en la denuncia que hizo la periodista Sanjuana Martínez, cuando declara que para la liquidación de Notimex, a los liquidados se les está pidiendo un porcentaje para la campaña de Claudia Sheinbaum, ¿y qué dice el presidente?: “pruebenlo”, en lugar de decir “lo investigaremos y llegaremos hasta las últimas consecuencias”. Ocultar la viga propia y ver la paz en lo ajeno parece ser la conducta propia del presidente López Obrador y su partido, ojalá los mexicanos nos demos cuenta y de una vez por todas logremos cambiar este gobierno que está destruyendo a México.
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