Otro Chupacabras
México tiene muchas bondades y virtudes, sin embargo también somos un país con muchos defectos. Entre estos defectos podemos enlistar la falta de memoria histórica, pero sobretodo lo altamente manipulables que somos. Entiéndase lo anterior a través del uso faccioso de las instituciones gubernamentales y la complicidad de los medios masivos de comunicación para que la atención colectiva se encuentre en el lugar que precisamente se quiere que esté.
Ejemplos recientes e históricos se tienen por montón, inclusive se ha acuñado un término para definir esta situación: “las cajas chinas”. Que no es otra cosa que la aparición de cualquier noticia sensacionalista que desvié la atención de lo que verdaderamente importa y resulta trascendente para la vida pública de México. Quizás el caso más famoso y el mismo tiempo ridículo fue el Chupacabras, que no tenía otra función que la gente volteara para otro lado en plena crisis económica en los años noventa.
Hace algunos años la forma de implementar la estrategia distractora se lograba gracias a la gran influencia y supuesta credibilidad que solían tener las dos grandes televisoras mexicanas. Actualmente el proceso que es mucho más sencillo gracias a las redes sociales, pues basta con publicar cualquier cosa y los internautas cautivos harán el trabajo para hacer viral la estupidez en cuestión; situación que resulta irónica, pues se supondría que con el internet tenemos más acceso a información, pero no contamos con que los algoritmos de programación están ahí para engañarnos.
Evidentemente los intereses políticos o económicos del gobierno en turno son el motivo por el cual se pone en marcha tan nefasta estrategia, y precisamente esta semana fuimos víctimas otra vez. Una de las noticias más importantes de los últimos días fue que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aprobó el nombramiento de Omar Mejía Castelazo como subgobernador del Banco de México, y el hecho pasó prácticamente inadvertido.
Este no es el espacio para recordar la importancia del Banco de México como rector de la política monetaria de nuestro país, ni criticar el nombramiento per se, pero ciertamente levanta sospechas el que algo tan trascendental para la economía nacional fuese una noticia diluida prácticamente a la nada. Muy a pesar de las constantes advertencias desde hace semanas de economistas y expertos en la materia.
No me queda la menor duda que en este caso la distracción fue el numerito montado por la diputada María Clemente en un gimnasio. Somos tan tontos que no nos damos cuenta que algo tan absurdo como eso, ocupe nuestra mente, tiempo y atención. Es lamentable que los mexicanos nos dejamos manipular por escándalos efímeros y supuestamente polémicos que cumpliendo su objetivo pasan al olvido en cuestión de días.
A final de cuentas el presidente López Obrador logró posicionar en el Banco de México alguien de su plena confianza y gracias a una diputada de su partido, el pueblo de México ni siquiera se enteró. Creo firmemente que tenemos mucho en lo que trabajar como mexicanos, pues una democracia no solamente es votar y ser votados, es mucho más que eso.
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