Participación y poder ciudadano

No cabe duda que la regresión institucional sigue avanzando y ya empieza a asomar el tinte del continuismo para la siguiente administración. Frente a este fenómeno de regresión y continuismo, parece que lo que hemos perdido es la capacidad de presencia de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas del país, aquellos viejos paradigmas de democracia, separación de poderes, Estado de Derecho, parecen quedar sin contenido y no se tiene ya claramente establecido qué significa para cada uno de nosotros esos valores de democracia en los que habíamos creído en el pasado. Parece que se nos ha impuesto una visión totalizante del poder en donde solamente una opinión es válida y se desechan todas las demás que pueda haber en la práctica.

¿Qué es lo que sucede? Muchos analistas dicen que el presidente de la república ha ido ganando el discurso y la narrativa del discurso en las opiniones que tiene sobre lo que va sucediendo a la hora de minimizar al Poder Judicial Federal, a los organismos constitucionales autónomos a la hora de ordenar al Congreso que no le mueva en sus iniciativas ni una sola coma, etcétera, lo que está sucediendo es que estamos viendo un presidencialismo autoritario y dictatorial que sobre todo tiene el propósito de socavar las funciones y atribuciones de los otros poderes y órganos de gobierno del estado mexicano, estamos pues en presencia de una visión totalizante que trata de imponer un único ritmo y rumbo a la nación mexicana sin tomar en cuenta a nadie más.

Frente a ese fenómeno pareciera ser que lo único que queda como alternativa es el poder ciudadano, la construcción de ciudadanía y la participación de los ciudadanos en la vida pública del país. Sobre ese fenómeno de participación, muchos autores se han pronunciado sobre la construcción de ciudadanía, particularmente uno de ellos hablaba de la necesidad de que en la práctica la construcción de ciudadanía requeriría tener presente por lo menos algunos de los siguientes elementos: Que el ciudadano recupere su protagonismo, es decir, que la gente participe, decida, se involucre con el propósito de cumplir con su papel protagónico en la vida pública del país, reconociendo que el poder del ciudadano deviene de las distintas interacciones, es decir, de aquellos intereses comunes que se pueden ir construyendo en diferentes núcleos o agrupaciones ciudadanas, para poder demandar del Estado una actuación correspondiente que satisfaga esos intereses. También, un tercer elemento que se menciona es el de la responsabilidad, pareciera ser que los ciudadanos nos hemos conformado con solamente exigir el cumplimiento y el respeto de nuestros derechos, sin reconocer que frente a esos derechos siempre tendremos también una responsabilidad de participar en la vida pública, de hacer ejercicio de nuestros propios facultades para la toma de decisiones y de tener en cuenta las múltiples opciones que hay para escoger la que más convenga o la que más satisfaga las necesidades de todos nosotros, no pensando exclusivamente o individualmente en mis derechos o privilegios, sino en las necesidades de reconocer aquellas decisiones que favorezcan al mayor número de miembros posibles de la sociedad.

Esas tres características de protagonismo, poder y responsabilidad, hay que hacerlos con una visión ética, con una visión de un ejercicio transparente, de un ejercicio honrado, de un ejercicio que tenga en cuenta los principios éticos fundamentales elegidos por la sociedad como soporte para esta reflexión, ya que está puesta en acción de la participación ciudadana tiene que ir apostando por la construcción de estrategias técnicas ideológicas, teóricamente fundamentadas y coherentes, para ellos es necesario elegir las estrategias que determine la mayoría de la sociedad y no otras, no solamente con una visión de ideología, sino como una visión de construcción de estrategias comunes en la sociedad y el ejercicio de elegir, que construye ciudadanía, nos permite a las personas asumir un compromiso ético, es decir, una reconocida responsabilidad sobre esas elecciones que se ampare y respalde en el conjunto reconocido de valores y creencias, y en estos valores y creencias hoy por hoy sigue siendo un valor para la sociedad la democracia el equilibrio de poderes, la neutralidad de la acción de gobierno desde el punto y debiste ideológico para producir valores que satisfagan al común del conjunto de la sociedad, y por supuesto tiene que ver también con la tolerancia y la comprensión del otro, no viéndolo como un adversario o enemigo, sino viéndolo como parte fundamental en la construcción del bien común que requiere la sociedad para salir adelante.

No cabe duda, en mi opinión, que estamos frente a un fenómeno de visión totalizante del poder y de una con una mala construcción de ciudadanía, tenemos que recuperar esta construcción de ciudadanía si es que queremos parar esa visión de regresión y de continuismo que se anuncia en México.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Jorge Manuel Aguirre
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Jorge Manuel Aguirre, Opinión, Columnista BI

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