Perspectiva. Extraordinaria mujer
“Sin información, no hay libertad. Sin libertad, no hay país”.
Norma Piña
Cuando, debilitados en el ánimo y la esperanza, dudamos de nuestro país, surgen mexicanas y mexicanos extraordinarios que alimentan nuestra fe en el futuro.
Norma Piña, nuestra ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, encabeza la lista de nuestras heroínas.
Firme y serena frente a la infamia, dio cátedra cuando habló la semana pasada a los medios de comunicación y pidió luchar en contra de la desinformación, según reportó El Financiero. En una frase que podemos enmarcar para no caer en desaliento, la representante del Poder Judicial afirma que sin información no hay libertad y sin libertad, no hay país.
Son palabras semejantes al lema de las tres D del periódico The Washington Post: “Democracy Dies in Darkness”. (La democracia muere en la oscuridad).
Los ataques a la libertad de información desde el poder son las armas de las autocracias y la tiranía. Por eso la importancia de luchar para que los gobiernos informen. Por eso la defensa del INAI es tan importante como la defensa del INE.
La lucha contra el lado oscuro debería comenzar por los partidos y miembros de la oposición y sus gobiernos. No podemos pedir que la Federación cumpla con los valores democráticos si el Estado, los municipios y hasta las organizaciones políticas y sociales viven en la penumbra o de plano en la oscuridad.
La cultura de la opacidad es el germen de la corrupción. Si vemos hacia atrás, el INE y el INAI son dos de las mejores instituciones creadas primero en el sexenio de Ernesto Zedillo y luego en el de Vicente Fox.
Recuerdo, como testigo presencial, esa lucha por abrir la información pública en manos de los gobernantes. Fueron años de verdadera transformación y construcción de instituciones.
Hoy Norma Piña resiste el embate bestial de los fanáticos fieles al Poder Ejecutivo. Poder que lo tolera y alienta. Norma Piña lo hace con una categoría ejemplar. Ante los insultos más bajos, ante la quema de su figura, la ministra mantiene una serenidad que recuerda la figura de Benito Juárez.
Fue una bendición para el país que llegara a ese puesto porque asegura que la ley es la ley y el país seguirá siendo uno de instituciones y no de caudillos.
El deber de los ciudadanos es apoyarla con todo. Nos gustaría ver una manifestación de apoyo a la Corte como la hubo con el INE. La Corte no se toca ni se le insulta ni se le acusa con infundios de corrupción. En otros países el sólo hecho de insultar a un juez amerita cárcel y multas. Los ministros no son árbitros de futbol a quienes se puede insultar impunemente. Es un principio básico de civilización.
Durante décadas supimos que la Corte estaba ahí, hacía su trabajo y era tema de litigios y abogados. Hoy nos damos cuenta que es pilar de nuestras libertades, apoyo del ciudadano frente al poder y cimiento de la Nación.
La lucha ciudadana por la información debe secundar el ideal de la ministra Piña. Si nos esconden información, si dejamos que los gobernantes actúen como si fuera de ellos o la “reserven” por sus pulgas durante años, México nunca será libre, y sin libertad, como dice la ministra Piña, no hay país.
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