Perspectiva. Hermandad de felices manifestantes
El domingo 26 sabremos si los ciudadanos estuvimos a la altura de las circunstancias que hoy nos exige el país.
En nuestra decisión está participar en la madre de todas las manifestaciones. No vamos en favor de algún partido o de algún líder. Iremos a impedir que destruyan nuestra incipiente democracia.
Si llenamos el zócalo de la CDMX y las plazas de múltiples ciudades, habrá un mensaje claro: #elinenosetoca.
La presión no será para quien vive en un palacio, sino para los ministros de la Suprema Corte de Justicia. En ellos recae la responsabilidad de que Morena no “destruya” al INE, que no lo mate por falta de recursos. Que no despida impunemente a los servidores públicos de carrera encargados de llevar a cabo la elección del 2024.
Los ministros saben lo que está en juego. El Plan B de López Obrador pretende agujerear y vaciar al INE para que la elección del 24 sea una pachanga y nadie sepa dónde quedaron los votos.
Cuando el gobierno quiere manejar la elección, llega el verdadero peligro de convertirnos en una república bananera como Nicaragua.
El silencio de Palacio ante las transgresiones de los derechos humanos en Nicaragua y la medalla del Águila Azteca a Miguel Díaz Canel, dictador de Cuba son un pésimo augurio.
¿Ese es el modelo? Fuera máscaras. La tentación totalitaria está viva. No hay forma de explicar la triste posición de nuestro México en contra de los pueblos de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Perú. De espaldas a los oprimidos y del lado de los dictadores y golpistas.
El fuero militar va en contra de todo lo que la izquierda morenista prometía.
Apunta a un matrimonio de conveniencia donde el gobierno cede poder y recursos al Ejército a cambio de futuros apoyos en caso de necesidad. Cambiaron principios, modelo, promesas y todo lo que se oponga.
Si no es hoy, cuándo; si no es aquí, dónde; si no somos nosotros, quiénes. Hay más en juego hoy que en 2000, 2006 o cualquier otro momento de nuestra corta historia democrática.
Midamos nuestra fuerza para demostrar que este país dejó de ser de un solo partido o un solo hombre. Venzamos la inercia del asistencialismo cuyo motivo verdadero es obtener votos al costo que sea.
Pintemos las calles de rosa mexicano. Llevemos alegría y coraje a la vez, porque esta lucha nos hermana en la defensa del INE. Derechas, centristas, liberales, izquierdistas y conservadores, mujeres y hombres que creen en las instituciones y la democracia. Demostremos que más allá de la ideología, los colores y los proyectos, está la vocación democrática.
Como el ejemplo del joven presidente Gabriel Boric de Chile, quien no tuvo miedo ni pelos en la lengua para nombrar a Daniel Ortega “dictador”. Hay dos latinoaméricas, la de los países con vocación democrática y la de los viejos dogmáticos que llevan a la desgracia y a la pobreza a sus pueblos.
Hay países como México que están en la cuerda floja de perder una institución electoral como pocas naciones la tienen. Estamos a un tris de regresar el reloj 50 años al modelo de un partido único y un sólo hombre que decide todo.
Cuesta poco ceder tiempo el domingo y caminar por las calles hasta el centro de nuestras ciudades. Tengamos el optimismo de ser muchos más quienes queremos un país plural, de policromía política, intelectual, social e ideológica donde el único que no cabe es ese que quiere callar las voces de todos los que piensan mejor que él.
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