Perspectiva: Historia de dos islas (Segunda parte)
Cuba es un país en ruinas. Lleva 3 años en recesión y este año, aunque el gobierno dice que pueden crecer el 1 %, la verdad es que sigue en caída libre. Tan solo ver las calles de La Habana nos damos cuenta de que sobreviven rodeados de basura que no se recoge, amontonada en las calles; el tráfico no es el mismo que el de hace algunos años porque no tienen combustibles; la moral social está por los suelos cuando tienen que hacer colas interminables para obtener algún comestible o combustible.
Lo que fuera la ciudad más hermosa y próspera del Caribe en 1959, cuando Fidel Castro llegó al poder, está convertida en un lugar con edificios clásicos que se caen a pedazos. En los años posteriores a la pandemia del 2020, ha huido un millón de personas, el 10 % de la población. Son jóvenes que no tienen presente ni futuro en la isla.
El pretexto de 65 años de ruina es el embargo económico de Estados Unidos. Cuando Fidel expropió las haciendas, los hoteles y la industria en manos norteamericanas, la respuesta fue ese embargo y un fallido ataque contrarrevolucionario en Bahía de Cochinos, por parte de un grupo de exiliados ayudados por la CIA en abril de 1961. Una invasión derrotada que consolidó el poder de un gobierno que había prometido democracia y terminó en la dictadura más prolongada en latinoamérica.
La historia reciente de Cuba está ligada a otras dictaduras como la soviética o después la venezolana. Desde la revolución hasta la caída del muro de Berlín, se alió con el Bloque Soviético del que obtuvo apoyo económico cuando le compraban caro sus cosechas y le vendían barato el petróleo.
Deshecha la Unión Soviética, la realidad económica regresó en lo que llamaron un “Periodo Especial”, años en los que la economía se redujo en 35 %. Al rescate llegaron Venezuela y la inversión extranjera en turismo. En silencio la isla perdía su capacidad de producción. El ejemplo más dramático fue el azúcar. Antes de la revolución se cosechaban 5 millones de toneladas. Fidel puso una meta de 10 millones en 1970, cuando todos los ciudadanos, mujeres, hombres y jóvenes estudiantes salieron al campo a cortar caña. El intento fracasó aunque se lograron 8.5 millones de toneladas. Este año la cosecha podría ser inferior a 150 mil toneladas, menor a su consumo interno de 500 mil toneladas.
Dijo el ex presidente de la OEA, Luis Almagro, que Cuba se convirtió en parásito de otros países. ¿Cómo pueden vivir los cubanos en medio de la peor crisis económica de su historia con apagones constantes y la producción en declive?
Ese parasitismo llegó a México, que entrega petróleo sin cobro y dinero a través de contratos de médicos que vienen al país. Un pretexto para transferir divisas, algo que viola los derechos humanos porque es una “trata de personas”. Ellos solo reciben un porcentaje de lo que Cuba cobra por su trabajo. Esclavismo propiciado por las raíces ideológicas socio-comunistas de algunos personajes de la 4T. Los mexicanos no tenemos porqué validar la dictadura, ni ayudarla a que permanezca por más tiempo. Nuestro deber moral, -así lo comprendió Jorge G. Castañeda durante el gobierno de Vicente Fox- es denunciar el atropello de los derechos humanos en la isla. Viven represión política, cárcel a los opositores y el contraste de la abundancia entre los líderes del Partido Comunista Cubano y un pueblo igualitariamente pobre, hambriento, sin energía ni futuro (Continuará).
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