Perspectiva. La moneda tiene dos caras
Hay motivos para celebrar la fortaleza del peso cuando toca el valor más alto del sexenio con 17.47 por dólar. De todos los productos que existen en el mercado, la moneda estadounidense es de lo poco que ha bajado de precio.
La ventaja inmediata es que ayuda a detener los precios de productos importados, desde los agropecuarios hasta los manufacturados. Aunque en Palacio el presidente López Obrador quiera llevarse todo el mérito, la verdad es que hay muchas fuerzas que empujan al peso según expertos.
Los conocedores mencionan las altas tasas de interés en pesos, las exportaciones crecientes dentro del T-MEC y el aumento en las remesas. Al gobierno le gusta decir que es la confianza de los inversionistas (algo indispensable pero no suficiente) y el buen manejo de la economía (ayuda tener un secretario de Hacienda competente).
Mañana, el Banco de México tomará la decisión de aumentar, o no, su tasa de referencia, la que gobierna el precio de los intereses públicos y privados. Cetes, bonos, TIEE, todo está ligado a ese marcador. Si aumenta 25 puntos base a 11.50% (+0.25%) podría enfilar el país hacia una recesión. Las hipotecas están paradas y los bancos no pueden colocar como antes. Consumidores y empresas sufren para pagar el precio del apretón.
El incentivo para que el peso siga apreciándose aumenta y la tasa de cambio podría llegar a 17.30 o menos. Para los importadores sería jauja, para los exportadores y los productores nacionales puede ser letal.
En León, los zapateros comienzan a sufrir con las importaciones crecientes. Para muchos que producen y comercializan, llega el punto en que es más atractivo importar de Asia. Los fletes que llegaron a valer más de 15 mil dólares por contenedor cuando China cerró, ahora los ofrecen por debajo de 2 mil dólares. A un contenedor le caben muchos zapatos.
Además tenemos la historia de las devaluaciones abruptas. Siempre que el peso se aprecia más de la cuenta, el péndulo regresa con fuerza a una devaluación. El Banco de México podría atemperar el problema aumentando la liquidez en pesos. Al ofrecer más pesos al mercado tendría que reducir las tasas, algo que está pasando con los CETES. En dos semanas pasaron del 11.40% al 11.25% en el plazo de 28 días.
Llevar la tasa de referencia mañana del 11.25% al 11.50%, sólo causaría más estragos que beneficios. La administración quiere presumir un peso fuerte pero no es necesario llevarlo hasta donde hace daño a nuestra planta industrial. Por fortuna el país redujo el nivel de desempleo pero la prudencia recomienda encontrar el punto de equilibrio entre un dólar barato y uno caro. Ese “justo medio” puede ser algo por debajo de los 20 pesos.
La política monetaria no puede seguir ciegamente a la de la Reserva Federal. Primero porque nuestro diferencial de tasas es enorme y las inflaciones de Estados Unidos y México son semejantes.
Uno de los problemas serios que enfrenta el país son los precios del maíz que se ha desplomado porque cae el precio internacional y el peso sube abaratando las importaciones. Tema que se vuelve político porque los productores agrícolas del norte quieren que “papá gobierno” los rescate y se requieren miles de millones de pesos de subsidios de garantía.
La fortaleza del peso -que es una moneda-, tiene dos caras. ¿De qué lado está usted?
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