Perspectiva. La nueva especie inmortal
“La idea de la muerte puede volverse obsoleta a medida que avancemos en la ciencia y la tecnología. Podremos revertir el envejecimiento y prolongar la vida”.
Ray Kurzweil
Si el CEO de Microsoft en AI, Mustafa Suleyman, tiene razón y lo que se cocina con la Inteligencia Artificial es la evolución de una nueva especie, la vida podría trascender la muerte. No es una buena idea envejecer para siempre o vivir sin final. Estamos hechos a la idea de mortalidad. Para los herederos cibernéticos podría ser irrelevante vivir miles de años.
La forma en que trascendemos la mortalidad es a través de las creencias religiosas, muestra de que siempre está la esperanza de una vida futura cerca de nuestra divinidad. O la reencarnación (Samsara) perpetua en el budismo. La verdad es que a nadie, estando relativamente sano, le gusta la idea de la muerte, por eso se inventó la idea del “cielo”, para no enfrentarnos todos los días con un fin total.
Ray Kurzweil, uno de los visionarios más reconocidos de la IA, previó hace 20 años lo que hoy vivimos con los modelos de gran lenguaje LLM (Large Language Models), tecnología que propició ChatGPT y las demás plataformas que hoy usamos. Sus predicciones son que, para antes de que termine esta década, se cumplirá la prueba de Turing sin problemas. Esa prueba se da cuando no podemos distinguir si interactuamos con una máquina o con un ser humano.
La “singularidad” es el punto donde la IA supera a la inteligencia humana rebasando sus capacidades en múltiplos geométricos. Kurzweil ubica ese momento en 2045, aunque varios observadores creen que sucederá mucho antes. En ese momento una nueva especie habrá nacido. Una especie, que si logra evolucionar a la velocidad que avanza el poder de la computación, podrá hacer todas las tareas que hacemos, solo que mucho mejor, también en varios múltiplos de capacidad.
Mustafa Suleyman prevé que la AI podrá ser compasiva, comprensiva y contará con muchas más herramientas para ayudarnos incluso apoyando nuestras deficiencias humanas. Aunque si no se contiene, también podría ser usada para destruirnos como lo puede hacer una guerra atómica.
En la novela Klara y el Sol, de Kazuo Ishiguro, el personaje es un bot que funciona como dama de compañía de una adolescente. Ishiguro - premio Nobel de Literatura- tiene el talento de describir cómo sería una máquina más humana que los humanos. Cómo piensa, cómo ve al mundo y a las personas que la rodean. Es curioso que una obra maestra de la literatura se acerque a lo que científicamente puede ser otra especie. No como Terminator o los monstruos cibernéticos que le encantan a Hollywood, sino como un ser sintiente que sabe que fue construído para servir.
Al escribir esta columna, en otra pestaña de Chrome, tengo abierto Perplexity, de donde puedo tomar cualquier idea como la de corroborar el sentido de Klara y el Sol o el “Samsara” hindú. Puedo solicitar a varias plataformas la redacción de esta columna (lo voy a hacer para comparación) o la revisión estilística, o la edición gramatical y sintáctica. Se pueden obtener resultados inimaginables. Podría pedir 3 modelos con igual número de palabras. Lo hago y resulta mejor lo que escribió Perplexity, pero entonces, ¿cómo me divierto?
Apenas han pasado 17 meses desde que el niño llamado IA fue abierto al público. Imposible dejar de notar cómo crece y mejora lo que “piensa”.
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