Días de radio, madrugadas de tevé
Gracias a las ocurrencias de don Henry Hertz, el inventor de las ondas marcianas, o algo así, es que ocurren estas cosas.
Está de más ponerme a hacer melancólicos recuerdos de los tiempos en que en la ciudad había cuatro estaciones de radio y dos repetidoras, intermitentes de televisión. Y ésta, ¡a blanco y negro!