Perspectiva: PAN S.A. de C.V. (Primera parte)
En el Forum Cultural de León está el Teatro del Bicentenario, Roberto Plasencia Saldaña, el hombre que tuvo la visión de crear el gran recinto cultural. El haber bautizado el Teatro con su nombre fue un acierto. Pocos empresarios dedicaron el tiempo y esfuerzo a construir y a transformar a León.
En su carrera política destacó como Presidente de la Junta de Administración Civil (JAC). Su administración marcó un antes y un después para la ciudad. Con pulcritud y tenacidad cambió la forma de gobernar, los resultados siguen ahí. Además de convertirse en el fabricante de calzado más importante de México, tuvo siempre vocación por la política.
Aunque nunca se definió como panista, siempre fue cercano a sus gobernantes. Apoyó a Eliseo Martínez Pérez cuando alcalde y luego cooperó con Juan Manuel Oliva durante su sexenio en algunos proyectos. En una ocasión vimos a don Roberto al volante de un vehículo, a su lado iba Oliva, eran las cosas al revés, Oliva debió ser el chofer, al tiempo lo comprobamos.
¿Por qué el PAN nunca designó a Plasencia Saldaña candidato al gobierno de Guanajuato? ¿Por qué el partido impulsado por el empresariado no se apoyó en los más capaces y en los más honestos? La razón era sencilla: el Yunque, que dominaba al partido, quiso personas alineadas y dóciles, aunque no tuvieran la competencia ni la visión para gobernar.
A partir de Juan Manuel Oliva, el PAN, hecho gobierno, se convirtió en una oficina de colocaciones de la burocracia partidista. Cambió sus ideales y principios para transformarse en un negocio jugoso. Podemos listar contratos, obras y compras que marcaron 18 años de corrupción, desde compra de tierras, hasta obras infladas.
Todo sucedió bajo el manto de la opacidad, la reserva de datos, la complicidad con empresas ajenas al Estado. Hicieron de todo: engañar a campesinos con empresas fantasma como “Pastas Finas”, comprar tierras por cientos de millones de pesos con sobreprecio; importaron tabletas, compraron laptops, compraron placas innecesarias y ahora se refugian en el extranjero después de convertirse en “empresarios”.
La lucha contra la corrupción del PRI, que pregonaron cuando eran oposición, se fue al olvido. Después de múltiples denuncias ciudadanas y de la oposición, nunca hubo alguna investigación trascendente. Luis Ernesto Ayala tuvo que renunciar ante lo que veía en el gobierno de Oliva, fue una de las pocas veces que alguien se retiraba de la administración para no ser parte de compras infladas. Es la única ocasión en que alguien hizo algo para no ser parte del “negocio”. Luego, como líder del Congreso, al final del sexenio de Diego Shinue Rodríguez, ni pío dijo ante la creciente actividad “empresarial” del Gobernador. Como él, todos en el PAN hablaban de los excesos en la vida empresarial de Diego, del fracaso en la seguridad pública o de un gobierno totalmente delegado en segundas manos.
Cuando se supo que el Gobernador se iría a vivir a Houston, se materializaron las sospechas. El problema es que los negocios de Diego nunca fueron visibles ni estuvieron claros. Porque, para ser empresario, tiene que haber empresas.
El lunes se publicó la presunta ubicación de su casa en Houston, en la ciudad de Woodlands, refugio de expatriados nacionales, de empresarios que tienen un segundo domicilio. Aparte del valor de la propiedad, quien participó en la compra fue un personaje cercano a la empresa Seguritech, uno de los principales proveedores de bienes y servicios durante los gobiernos de Diego Shinue y Miguel Márquez. (Continuará)
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