Perspectiva: Pemex necesita un Fobaproa

Como todo en la vida política, el rescate de Pemex es posible si hay voluntad verdadera. Por lo pronto la paraestatal está quebrada, así lo muestran sus balances. El patrimonio neto es negativo en unos 80 mil millones de dólares, según sus estados financieros al último de diciembre de 2023.

Según “Morningstar”, el gobierno destinará este año 6 mil 700 millones de dólares para apuntalar Pemex y cubrir los vencimientos de su deuda. Son unos 137 mil millones de pesos. Dinero que sería muy útil para evitar los recortes en salud o educación, por ejemplo. En enero Pemex tuvo su peor mes de exportación de crudo desde 1990. Con apenas 577 mil barriles de exportación, dejó colgados a compradores quienes tuvieron que acudir a Colombia y Canadá. Debe 400 mil millones de pesos a sus proveedores y eso impide la buena marcha de la empresa porque no le surten los bienes y servicios necesarios.

¿Cómo enfrentar el problema de la emergencia? Cualquier especialista en “turnarounds” propondría una gran transparencia en los números y claridad en la posición estratégica de la paraestatal. Habría que jalar la cuerda por dos cabos: reducir costos de inmediato y negociar que la Federación rescate a sus proveedores con un modelo como el de Fobaproa. El estado se convertiría en un garante de las cuentas por pagar de Pemex. La banca comercial puede extender préstamos directos a los proveedores respaldado en sus facturas.

La otra urgencia es extraer más petróleo, para eso Pemex puede hacer contratos de riesgo como antes. Invitar a las grandes petroleras a explorar y explotar yacimientos posibles. Ahí se tiene que hacer lo que Javier Milei en Argentina: extender beneficios fiscales a los inversionistas, dar garantías de largo plazo a la inversión y permitir la explotación de las reservas de gas y petróleo de esquisto (shale) por medio del fracking o rompimiento hidráulico.
Para que Pemex no arrastre a las finanzas públicas hay que verla como empresa independiente. Si el gobierno le sigue metiendo recursos nunca va a salir a flote. También puede ayudar al permitir la explotación del petróleo de esquisto. Es presumible que en el norte del país existan grandes reservas que, si se quedan ahí, a nadie le servirán en un futuro eléctrico.

Tenemos que quitarnos los prejuicios y los dogmas ambientalistas. ¿Cómo es posible que no queramos explotar nuestras reservas mientras le compramos a Estados Unidos miles de millones de dólares en gas y gasolinas? Mientras Texas crece y se enriquece con los 6 millones de barriles diarios que extrae mayoritariamente mediante fracking, aquí cumplimos un mandato casi divino de no hacerlo.

Si bien los norteamericanos tienen adicciones que nos producen grandes problemas, en México tenemos la adicción a la energía que viene de Texas, cuando podríamos ser autosuficientes con tan sólo cambiar las leyes.

El actual director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, es un académico experto en gas, petróleo y energía. Cuando lo presentó la Presidenta, dijo que era importante mantener la producción de 1.8 millones de barriles para enfrentar la situación de la paraestatal. Su sorpresa es que la producción está un 25% por debajo de la meta. El agrónomo, Octavio Romero Oropeza, que ahora está en el Infonavit (?), tuvo una muy mala administración de Pemex según críticos del sector. Le dejó a Rodríguez Padilla una bomba a punto de estallar.  Hay que desactivarla y comenzar el turnaround.

 

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Enrique Gómez Orozco
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