Perspectiva. Tiempo de invertir (Segunda parte)

“En 2022, las importaciones de China a México superaron 100 mil millones de dólares, entonces estamos comprando productos de México enviados por China… lindo”.

Comentario de un lector del Washington Post sobre el avance de México en las exportaciones a Estados Unidos.

La enjundia de los chinos para encontrar nuevos mercados no tiene límite. Para México es una oportunidad. Con las puertas abiertas por el T-MEC, nuestros exportadores pueden comprar proveeduría china para manufacturas y luego exportar a Estados Unidos o a cualquier parte del mundo.

Los capitales chinos lo ven con claridad y ahora siembran parques industriales en Nuevo León como el llamado “Hofusan” en Salinas. Bienvenidos. Darán trabajo, generarán riqueza y complementarán la inversión nacional y extranjera. Los norteamericanos les cierran las puertas porque ven un peligro geopolítico en la estrategia global de Ji Xinping. El Panda no resultó tan pacífico al apoyar con compras de petróleo y sentarse al lado del “oso ruso”.

Uno de los ejemplos terribles de este comercio o triangulación China-México-EU está en los precursores del fentanilo. De China llegan los contenedores con contrabando de sustancias adictivas, en México se convierten en pastillas e inundan los mercados del norte.

Con el poder del “superpeso” China encuentra también un nuevo mercado en México que está a la vista de todos con un ejemplo: los automóviles. Son muchas las marcas instaladas en el país que. Apenas las recordamos: MG, JAC, BYD, CHANGAN, BAIC, JMC, más los que están por llegar. Toda una invasión.

Pronto el gobierno norteamericano hará presión para que México levante cortinas. Así como los zapateros sufrieron la invasión de calzado, las poderosas armadoras norteamericanas, japonesas y europeas meterán el acelerador para bloquear a los chinos.

Para el consumidor mexicano jamás existieron tanta variedad de autos, SUVs, furgonetas y vehículos comerciales como hoy. KIA en pocos años desplazó a Ford que tiene más de 100 años en el país. MG ahora vende autos que compiten con la marca coreana. México es un mercado abierto para la inversión y el consumo. Eso nos pinta un país bien distinto al del discurso oficial y en sentido contrario a la aspiración marxista comunista de los mal hechos textos gratuitos de educación básica.

Es como vivir en dos países. En la radio escuchamos que la Comisión de Competencia Federal (Cofece) difunde las virtudes de la competencia para que los consumidores podamos escoger las mejores opciones. Al mismo tiempo la Comisión Reguladora de Energía (CRE), pone todos los obstáculos posibles para que las gasolineras dominantes sean las de Pemex. Las instituciones del pasado como la Cofece (Comisión Federal de Competencia Económica), permiten la narrativa de una economía abierta y neoliberal. La extraña ideología de la 4T no ha podido descartar, por fortuna, el proyecto de apertura y competencia diseñado por Salinas/Zedillo.

Es curioso escuchar a un presumido presidente López Obrador, diciendo que la inversión extranjera y nacional rompen récord, mientras los ideólogos de la SEP quieren enseñar a niñas y niños que detrás del empresario hay un oprimido y un opresor. Que no hay de otra, o eres oprimido o eres opresor.

A 418 días de que termine el sexenio, vemos la orilla de un nuevo cambio, donde volverán a reunirse el discurso gubernamental en pro del crecimiento, las aspiraciones populares, las virtudes de la clase media y la terca realidad del aspiracionismo humano.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Enrique Gómez Orozco
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