Política de seguridad y elecciones
Dentro del contexto de violencia que se vive en todo el país, el ejecutivo federal mantiene una política que parece implicar un error estratégico en el combate al crimen y la preservación del Estado de Derecho en amplias zonas del país.
Este error estratégico tiene que ver con la designación de actividades encomendadas a las fuerzas armadas para operar temas del ámbito civil, en lugar de concentrar su actividad para cumplir el Plan de Defensa Nacional II, que busca garantizar la seguridad interna y la paz social.
Las acciones violentas del crimen rebasan, por mucho, los efectos ocasionados por la mera delincuencia común, y entran peligrosamente a la semántica de la actividad terrorista, de la insurgencia civil, y de la penetración en las esferas del poder político electoral.
Sin embargo, las fuerzas armadas administran aduanas y puertos, dirigen proyectos de construcción, y administran programas civiles, con opacidad en sus operaciones presupuestales, bajo el argumento de que son temas de “seguridad nacional”. Mientras tanto, el país arde y los ciudadanos mueren o desaparecen.
En Guerrero, representantes de la iglesia católica han tenido que pactar con los criminales para lograr un acuerdo de paz narca; y, ante eso, el ejecutivo voltea para otro lado y se deslinda de la responsabilidad que le demanda el encargo político que ostenta.
Las campañas electorales están próximas a comenzar, y hay regiones del país que no tienen las condiciones de seguridad ni siquiera para instalar casillas electorales; sin abundar en que hay zonas donde candidatos y candidatas han sido amedrentados, cooptados, o atacados por el crimen.
No se puede resolver un problema si, para empezar, no se reconoce cabalmente ese problema; su origen, sus causas y efectos, así como las implicaciones que tiene poder solucionarlo de raíz. En este caso, el problema es claro: los grupos criminales vulneran el Estado de Derecho y pelean por ocupar espacios de poder que le corresponden al Estado.
El clima se enrarece y todo el debate público se centrará en la campaña electoral. Mientras tanto, los grupos criminales son, de facto, elementos de insurgencia civil que acuden a tácticas terroristas para demostrar su poderío y hacerse con el control de amplias zonas del país. Son tiempos complejos.
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