Semana Mundial del Agua
El agua tiene innegablemente un valor ecológico, social, cultural y económico que no solo debemos reconocer sino proteger. Esta es la semana mundial del agua, desde 1991 se celebra anualmente en Estocolmo, Suecia, para dialogar e intercambiar conocimientos innovadores y prácticas exitosas a nivel mundial que permitan garantizar el derecho humano al agua.
Las actividades de la semana invitan a reflexionar sobre el vital líquido más allá de su uso meramente doméstico o económico. El agua nos permite producir alimentos, generar energía, mantener la salud, preservar la biodiversidad y mitigar los efectos del cambio climático. Lamentablemente, enfrenta graves conflictos y enormes desafíos como su escasez, contaminación y sobrexplotación.
Según la OMS y la UNICEF, 2.1 billones de personas carecen de agua potable; 4.5 no cuentan con servicios de saneamiento y 340,000 menores de cinco años mueren cada año por enfermedades diarreicas.
México se basa en la innovación tecnológica, el conocimiento de saberes tradicionales y la autonomía comunitaria para restaurar el ciclo del agua y mejorar el acceso al recurso. Sin embargo, solo dispone del 0.1% del total de agua dulce disponible en el planeta, parte importante del territorio nacional está catalogado como semidesértico; ocupamos el séptimo lugar a nivel mundial con mayor extracción de agua, siendo el uso agrícola el principal consumidor con el 70% del total y enfrentamos graves problemas de calidad del agua, ya que el 80% de las aguas residuales industriales y municipales se vierten al medio ambiente sin tratamiento alguno.
Pese a este devastador escenario algunas entidades gubernamentales a nivel municipal, infectadas por el virus neoliberal, no sabemos si por corruptas o por ineptas, una y otra vez han optado por lucrar con el servicio del agua entregándolo al sector privado para su comercialización, pese al encarecimiento que ello representa, ya que para la iniciativa privada el agua no es un derecho, sino una mercancía.
De que sirven los coloquios internacionales si no participamos activamente en la toma de decisiones que nos afectan, si no exigimos a las autoridades locales que renuncien a sus mezquinos intereses particulares y a sus privilegios para asumir de una vez por todas la regulación del agua.
La innovación tecnológica y la sostenibilidad seguirán siendo solo buenas intenciones, si las soluciones planteadas no son ejecutadas partiendo de enfoques como el del Nexo Agua-Energía-Alimento, de los principios de regeneración y conservación del ciclo hidrológico que vislumbran asentamientos sostenibles y resilientes a nivel local, nacional e internacional desde la lógica de una Economía Circular y Ecológica lo cual, en su conjunto, representa una esperanza para la supervivencia de la humanidad.
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