Votar con conciencia en tiempos de cambio

El 2 de junio México va a enfrentar el mayor desafío de su historia reciente, y los ciudadanos tendrán que decidir entre dos opciones nada más: libertad o represión, crecimiento y empleo o pobreza y marginación, prosperidad y oportunidades o violencia y miedo.

Ahora bien; si algunos piensan que la política no les importa. o que no les gusta ninguna de las opciones en contienda, están en su derecho, por supuesto. Pero me temo que cometen un error, porque finalmente el resultado electoral tiene consecuencias sobre todos, incluso para quienes no voten y decidan desperdiciar el derecho que tienen elegir, y en política hay que elegir entre lo que hay como pasa en todo el mundo. Que sea una elección benéfica para las personas y para las familias, dependerá de dos factores: uno desde luego es ir a votar masivamente, y el otro saber elegir inteligentemente entre las dos candidatas que hay, porque no hay más.

Al día de hoy, más de 9 de cada 10 posibles votantes lo hará por una de ellas dos: la que representa la continuidad y la que representa el cambio para mejorar. Y digo que no hay más, porque Movimiento Ciudadano no es opción; Es una simulación descarada integrada con una que otra excepción por vividores y por transfugas de otros partidos, y además es claramente un partido marginal que no ha logrado levantar más del 4% de los votos desde que nació. (En 2018, por ejemplo, apenas logró tener siete senadores de los 128 que hay, y 23 diputados de 500, pero no ganó en un solo distrito, y sin embargo, como sigue recibiendo el dinero público, que este año serán más de 1.100 millones de pesos,  necesita ese mínimo de votación).

Pero vayamos a los sustantivos. La condición humana es muy compleja, todos lo somos: tomamos decisiones con un alto componente de subjetividad y el acto de votar es subjetivo, una combinación del estado de ánimo del día, de hígado de estómago, del interés muy personal de cada quien. Así funciona pero, si yo me caso o compro un auto o elijo una casa, son decisiones que solo me afectan personalmente o en el ámbito familiar. La decisión de voto, en cambio, afecta a toda una comunidad a un estado o a un país. Es decir, la forma como vota una parte del electorado, afecta a la otra. Por ejemplo; en 2018, 30 millones votaron por una opción pero su voto tuvo efectos sobre los otros 94 millones de mexicanos y fueron efectos muy perniciosos. Por lo tanto, sin desconocer las características, la complejidad de la condición humana, votar también exige un esfuerzo para hacerlo con razones, con la cabeza, con serenidad y con inteligencia, con base en lo que está sucediendo en mi entorno, en mi comunidad, en mi país, y preguntarse con quien estará mejor la seguridad la salud, la educación o la economía.

Finalmente, hay algo que es urgente, y es la necesidad de reintroducir cierta dosis de Concordia, de serenidad en la vida pública, de reducir los peligrosos niveles de encono y de polarización que hay, y de alcanzar mínimos comunes entre todos los mexicanos sobre las cuestiones cruciales para el país, que son las que realmente importan.

Así que votar masivamente será la única forma de enderezar a un país hoy envenenado.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Otto Granados
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