Aguascalientes, ¿estancado o exitoso?

En términos generales, podemos decir que en el contexto nacional, Aguascalientes ha sido un estado relativamente exitoso en casi todos los sentidos. La mitad de su población está compuesto por clases medias, ha tenido un buen crecimiento económico sin brincos y sobresaltos como la pandemia o la crisis del 2008, el 96% de su economía es ya industrial y de servicios, es decir con un poco más de valor agregado, sus comunicaciones y sus niveles de urbanización son buenos, hay una ecuación social razonable y es uno de los estados más pequeños del país.

En contraste, su educación, sobre todo la superior, todavía necesita aumentar considerablemente en calidad, en pertinencia, en excelencia y en la formación de talento de mayor nivel, todavía no pintamos nada en el campo de la innovación y la generación de conocimiento, solemos compararnos con ciudades de calibre limitado como León o San Luis Potosí y no con estados más dinámicos como Nuevo León o Coahuila, que tienen una visibilidad nacional e internacional mucho más alta.

Por lo tanto, el balance se resume en dos preguntas: ¿estamos mal? No. ¿Somos ya lo suficientemente competitivos y productivos para los próximos 10, 20 o 30 años, como para mejorar sustancialmente la calidad de vida y el bienestar? Tampoco.

La conclusión, es que Aguascalientes están ante el riesgo de estancarse en lo que algunos llaman la trampa del ingreso medio o de la media tabla, es decir, no es un estado fallido como lo del Sur, Sureste o Zacatecas, que no tienen remedio ni lo tendrán, pero tampoco es un estado tan pujante potente e internacionalizado como la zona metropolitana de Monterrey, por ejemplo, la aportación de Aguascalientes al Producto Interno Bruto Nacional es prácticamente la misma 1.3% que en los años 90, en cambio, hay 24 estados que aportan más. Lo anterior quiere decir que la economía de Aguascalientes ha mantenido un crecimiento más o menos estable, pero no está agregando más valor, ni más productividad, ni mejores salarios basados en la productividad. Algo nos dice que en Aguascalientes el índice de pobreza laboral, que es cuando el ingreso no alcanza para pagar el costo de la canasta alimentaría, aumentó casi 7 puntos porcentuales, al pasar de 30.6% en 2020 a 37.4% en el primer trimestre de este año.

Otro ejemplo importante es el crecimiento, o no, del propio Producto Interno Bruto (PIB) que es todo lo que produce la economía del estado.

El PIB de Aguascalientes, que tiene millón y medio de habitantes, es de unos 17,500 millones de dólares y, en cambio, el de una ciudad mucho menor, como Macal en Texas, que tiene 144.000 habitantes, el valor de su economía es de 25.000 500 millones de dólares. Y si se compara con otras ciudades, Aguascalientes sale peor, la economía de Phoenix, Arizona, es 18 veces más grande, la de San José, California, es 23 veces más grande y así sucesivamente.

Estamos en la media tabla y esto puede ser o una trampa, es decir, que nos quedemos en una zona de confort, o bien, una oportunidad para crecer mucho más, ser más competitivo, más innovador, más productivo y al final del día más justo.

A este objetivo no se llega por arte de magia, ni con redes sociales, se requieren al menos cuatro componentes; el primero, es tener una educación de gran calidad que permita desarrollar talento y capital humano con sólidas competencias y habilidades, es decir, formar gente para el tipo de industria que quisiéramos tener.

 El segundo es diseñar, formular y ejecutar una estrategia muy fina y con tiro de precisión de atracción de inversión en sectores distintos a los tradicionales, es decir, que generen más alto valor agregado y mayor productividad.

El tercero es crear un entorno mucho más focalizado y fino, para el crecimiento de la economía, dentro del cual destaque la seguridad, el pleno respeto al Estado de derecho, la transparencia pública y privada, una cultura de alta calidad, entre otras cosas.

 El cuarto es tener gobiernos profesionales capaces, honestos y bien preparados, sistemas digitales en la gestión pública y en los trámites, confianza y desde luego emprendedores, que no vivan de los favores del sector público.

 Si no articulamos este ecosistema seguiremos siendo un estado agradable, pero perderá terreno frente a otros dentro y fuera de México.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Otto Granados
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