Saludar con sombrero ajeno
Una de las tantas falacias de que alardea el gobierno federal es el monto de remesas que los paisanos que trabajan en Estados Unidos envían cada mes a sus familias en los distintos estados mexicanos, la falsedad consiste en hacer creer que es un síntoma de la salud de la economía mexicana cuando es exactamente al revés, y peor aún, empiezan a surgir signos de alarma acerca del origen de una parte de esas remesas.
Vamos a tratar de aclarar la cuestión, el año pasado México recibió 58,500 millones de dólares, de los cuales, 852 millones llegaron Aguascalientes, de estos el 75% llegó solo a dos municipios: la capital del estado y Calvillo. Para tener una dimensión correcta de lo que esto significa, las remesas equivalen a unas tres veces más que el presupuesto anual total del Municipio de Aguascalientes, esto quiere decir que las remesas son una inyección de recursos frescos muy importantes para las familias y una derrama relevante para la economía del estado, ese dinero se canaliza básicamente para alimentación, vestido, educación y algunos servicios médicos, y en menor medida, para construir o remodelar una pequeña vivienda. Además, la entrada de esos 58.000 millones de dólares ayuda a la estabilidad de la paridad entre el peso y el dólar, uno de los factores que explica por qué ha bajado el precio del billete verde, aunque también tenga su lado negativo porque los dólares que recibe una familia en Calvillo, por ejemplo, ahora tienen un poder adquisitivo 15% menor al de hace un año, cuando el dólar estaba a $20.43 pesos, y hoy está a $18.18 pesos, digamos que hasta aquí las buenas noticias, si se les pueden llamar así.
Los problemas empiezan, por otro lado, en primer lugar, las remesas no son recursos que genera la economía del país o del Estado, ni tienen nada que ver con las políticas del presidente de su gobierno, sino que derivan de lo que nuestros paisanos ganan en otro país, es decir, no se producen aquí, no crean empleos aquí, y más bien reflejan que donde la economía está creciendo, nuevamente es en los Estados Unidos y no en México, de manera inversa si el día de mañana la economía norteamericana vuelve a caer entonces caerá también el flujo de remesas. El segundo problema es que como en México no mejoran las cosas, lógicamente más paisanos buscan emigrar a los Estados Unidos, en los últimos 11 años, la población de origen mexicano en Estados Unidos creció en más de 4 millones de personas, la mayor parte seguramente mano de obra de baja calificación, pero que se fueron atraídos por mejores ingresos y por prestaciones sociales más atractivas, incluso paisanos de algunos estados que casi no exportaban mano de obra como Chiapas, ahora envían el 5.4% de las remesas, o sea, poco más de 3.000 millones de dólares en 2022. El tercer hecho más llamativo es que según los especialistas del Centro de Investigación Signos Vitales, que estudian el flujo de migración y de las remesas, al menos unos 4.400 millones de dólares de esas remesas podrían estar eventualmente vinculadas con actividades ilegales, entre otras razones, porque le envío de remesas desde Estados Americanos donde hay o donde ha habido tradicionalmente muy poca población mexicana, como Minnesota, ha crecido ahora de manera sorprendente, lo que hace inexplicables esos flujos de dinero sobre cuyo origen hay muy poca información.
Finalmente, como mencioné antes, es muy posible que el dinero de las remesas vaya principalmente al consumo privado, por lo cual valdría la pena estudiar cómo podría aprovecharse mejor en la apertura, por ejemplo, de una actividad productiva, un pequeño negocio, un emprendimiento, que permita que esos dólares le generen recursos propios de manera más o menos permanente a las familias de los paisanos.
En síntesis, hay que agradecer a la economía norteamericana y a los paisanos este esfuerzo y tratar de que sea lo más productivo y transparente que se pueda, lo que no se vale es querer saludar con sombrero ajeno.
Hasta aquí mi comentario y que tengan un excelente inicio de la Feria y un buen fin de semana.
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