Una vez en el interior de la vivienda, el adolescente continuó agrediéndola físicamente, le tapó la boca y la nariz, con el objetivo de restringir su respiración para controlarla.
Al someterla, el joven realizó aberrantes acciones que vulneraron la integridad de la víctima, para posteriormente amenazarla con un cuchillo, señalándole que, si decía algo, la mataría.