El balance del poder: ¿Ha llegado la hora de cambiar?
En términos generales, todos los gobiernos, ya sea federal o estatal, viven una luna de miel al comenzar: la escalera del ascenso es previsible, se destila un aroma de triunfo y arrogancia, un culto al ego y la personalidad. La gente adula al gobernante por lo maravilloso que es, y porque intuye que esa pleitesía le pavimenta los placeres de la Corte, los privilegios de la influencia, los cargos públicos y, por supuesto, los negocios privados. Pero al llegar al final del cargo, al final del poder, se deben rendir cuentas y responder a una pregunta muy sencilla: ¿estoy dejando las cosas mejor de cómo las encontré seis años atrás, o no? ¿Estoy dejando un país más próspero, más seguro, más educado, o no? Ese es el balance que todos debemos hacernos cuando llega la hora de votar, y me parece que ha llegado el momento de cambiar.
Gracias a la abundante información con la que contamos hoy en día, la candidata que gane el 2 de junio recibirá, en primer lugar, un testamento "envenenado". Baste como ejemplo el tema de la inseguridad y la violencia, que es el que más preocupa a los mexicanos según todas las encuestas sin excepción. Hasta el 30 de abril, los resultados son los siguientes: ha habido en este sexenio 186,000 homicidios dolosos, lo que significa que ha habido 2,861 homicidios cada mes o bien, poco más de 95 cada día. De las 20 ciudades en el mundo con más homicidios por cada 100,000 habitantes, 9 están en México, y Transparencia Internacional, un organismo que goza de alta reputación, califica a México como uno de los países más corruptos del mundo en la posición 126 entre 180 países. México ocupa hoy el lugar número 116 de 142 países en el Índice Mundial de Estado de Derecho, y aparece en el primer lugar, repito, en el primer lugar del índice global de crimen organizado correspondiente al año 2023.
La migración ilegal en México aumentó un 62% el año pasado, y se estima que por la frontera norte han pasado poco más de 5 millones de personas, legales e ilegales. El índice de impunidad en la Ciudad de México, donde gobierna Moreno, es hoy del 99%, y entre 2018 y 2023 las denuncias de extorsión aumentaron de poco más de 6,700 a casi 10,500, mientras que el contrabando de gasolinas creció un 122% en estos años.
A este panorama hay que sumarle dos componentes adicionales: una prestigiosa fundación alemana acaba de publicar su informe más reciente sobre México, y destaca que la delincuencia organizada ha alcanzado una influencia muy significativa en la política y domina varios estados y regiones territoriales, y que hay indicios de que en algunas elecciones estatales como Sinaloa o Guerrero, Morena contó con el apoyo de grupos criminales. El segundo problema es que en lugar de reducir la militarización de la guerra contra el narcotráfico, este gobierno la ha aumentado, lo que va, no solo en contra de la Constitución, sino que ha resultado peor a la vista de los datos que acabo de mencionar.
La pregunta final que todos debemos hacernos es si esto ¿es normal? ¿Es normal que haya tantos muertos, tanta inseguridad, tanta violencia? Y la respuesta categórica es que no: no es normal, no es admisible, no es tolerable y por mero sentido de supervivencia, es evidente que ha llegado el momento de cambiar.
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