Conviviendo con miembros que ahora se llaman la ‘generación Zeta’, sintiendo que cada nueva generación está más alejada de la anterior, me siento una especie de Diplodocus perorando en un lenguaje que les resulta tan sorprendente como desconocido.
Ahora que están de moda, otra vez, los dinosaurios y luego de profundas reflexiones, debo admitir que soy uno de ellos.