Entiendo, que pasado el mentado Buen Fin, vienen las ventas verdes, las baratas nocturnas, los viernes negros, las baratas anuales y como es mi costumbre no pienso comprar.
Algunas felicitaciones, un par de llamadas, deporte matutino, comida frugal y una tarde llena de asuntos que sacar adelante: este artículo, por ejemplo, trabajos por revisar, preparar una clase.
De alguna manera el asunto comenzó a interesarme, como pasatiempo, como material de lectura. Bien visto la filosofía puede ser divertida, según se mire: desde Diógenes a la fecha, hay filósofos que, siendo unas lumbreras, podían ser muy divertidos.
Reflexiones o elucubraciones, llámelas como quiera y guste, de un insomne. A las 3.50 de la madrugada, una sensación de angustia me arrojó de la cama. Sabiendo que no dormiría más, siempre vuelvo a la idea del eterno retorno, y sigo pensando que es aterradora.